quarta-feira, 9 de maio de 2012

O mundo é um lugar estranho - 5

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David Hockney, de quem falámos aqui



Filántropos o evasores de impuestos?

Hay gente que dona más de lo que tiene; los ricos son más generosos que los riquísimos; y los británicos, más filántropos que los extranjeros residentes, que encabezan la lista de los más ricos pero no la de los que más dinero donan. Son algunos de los titulares que ofrece la lista de 2012 de los donantes más generosos, que publica cada año The Sunday Times, en paralelo a la más famosa de la gente más rica de las islas.
Este año, la lista está encabezada por el pintor David Hockney, el hombre que ha conseguido arrastrar a medio millón de personas a la Royal Academy para ver su exposición El gran cuadro. El pintor ha realizado donaciones por valor de 96,2 millones de euros a pesar de que su fortuna personal es de tan solo 42 millones de euros.
¿Cómo es eso posible? Porque de esas donaciones, solo una fracción (925.000 euros) se han realizado en efectivo y el resto a través de la donación de cuadros. Hockney, como era de esperar, ha favorecido a instituciones artísticas a través de sus donaciones. Concretamente a su propia fundación, que lleva su nombre.



El número dos de la lista es Christopher Cooper-Hohn, que ha acumulado bienes por valor de 111 millones de euros a través de su hedge fund y que ha donado 89 millones a instituciones humanitarias, infantiles, educativas y de protección del medio ambiente.
Anurag Dikshit, que tiene la suerte de ser de origen indio porque si su apellido fuera inglés provocaría bastante sorna, se ha hecho rico gracias a la industria de las apuestas pero ha donado 29 de los 43 millones que tiene. Dikshit, que vive en Gibraltar y el año pasado tuvo que pagar una multa de 263 millones de euros a las autoridades de Estados Unidos por violar las normas sobre apuestas, ha donado su dinero a su propia organización caritativa, Kusuma Trust.
¿Son esta gente verdaderos filántropos? La Real Academia define la filantropía como “amor al género humano”, pero, ¿son estas donaciones una prueba de amor al género humano o una manera de ahorrarse impuestos, provocar la admiración de la opinión pública y, de paso, decidir por si mismos cómo gastar el dinero que si fuera a impuestos quizás se gastaría con otro prisma ideológico? ¿Es filantropía donar cuadros o dinero en efectivo a la fundación de uno mismo en lugar de pagar impuestos y decidir que sean los representantes de los ciudadanos quienes decidan cómo se gasta?
El Gobierno británico tiene sus dudas sobre las verdaderas intenciones de los filántropos. El responsable del Tesoro y canciller del Exchequer, George Osborne, quiere poner un límite de 50.000 libras anuales o una cuarta parte de los ingresos anuales del donante (la cifra más alta de las dos) a las deducciones fiscales por donación.
Algunos donantes y las organizaciones que se benefician de esas donaciones han puesto el grito en el cielo. Pero, si el objetivo de los donantes es realmente la filantropía, y no evitar el pago de impuestos, la normativa fiscal no debería ser un problema para seguir siendo generosos y caritativos… Y si la lista de este año acumula un total de donaciones por valor de 2.330 millones de euros procedentes de los 100 mayores donantes –lejos de los 3.000 millones de 2010 pero 270 millones de euros más que el año pasado– no tendría porqué verse reducida sino fueran las ventajas fiscales el verdadero objetivo de estos filántropos.
“Las cifras que vemos se han generado en un régimen fiscal estable y benevolente, cuando los filántropos no eran vilipendiados como evasores fiscales”, se queja John Low, consejero delegado de la Charities Aid Foundation, en unas declaraciones a The Sunday Times. “Me temo que este puede ser el último año como es debido. ¿Quién sabe qué nos reserva el futuro?”, se pregunta a si mismo. En manos de los donantes está aclarar si son filántropos o ventajistas fiscales.

El País

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