El Gobierno ha rechazado la propuesta de dotar de
testículos a uno de los leones de bronce que guardan la puerta principal del
Congreso de los Diputados porque considera que completar esa obra podría
ocasionar "efectos dañinos" sobre la escultura original.
En agosto de 2012, el Canal de Historia investigó las
razones de la 'tara' de unos de los dos felinos de bronce que custodian el Palacio
del Congreso, llegando a la conclusión de que no existía razón artística,
histórica, biológica o de cualquier otro tipo que justifique la ausencia de ese
elemento.
La directora del citado canal de televisión, Carolina
Godayol, se dirigió entonces a la Comisión de Peticiones del Congreso
ofreciéndose a colocar de manera gratuita el saco escrotal a Daoíz, el león
afectado, y completar así la obra, cuyo autor es el escultor Ponciano Ponzano.
La citada comisión parlamentaria puso el asunto en
manos del Ministerio de la Presidencia y éste, a su vez, en las de Educación y
Cultura, y ha sido el departamento que dirige José Ignacio Wert el que ha
contestado recientemente a la autora de la mencionada solicitud. En su
respuesta, a la que ha tenido, el Ejecutivo explica que en los años 50 el león
'castrado', que se colocó en la fachada del Congreso en 1872, ya se encontraba
en el estado actual, según las imágenes que se encuentran en la Fototeca de
Patrimonio Histórico.
Por lo que, según el Gobierno, "muy posiblemente"
se trate de "un defecto de origen", ocasionado en la propia fundición
de la escultura al proceder a extraerla del molde, un trabajo que corrió a
cargo de la Real Fundición de Bronces de Sevilla, que fue la encargada de
transformar el metal que procedía de los cañones arrebatados al enemigo en la
batalla de Wad-Ras en la guerra de África. El texto oficial añade que los
leones, que fueron restaurados en 1985, forman parte del Bien de Interés
Cultural desde 1977, por lo que les es de aplicación la Ley de Patrimonio
Histórico Español a efectos de su protección y conservación.
Símbolos de la institución
La citada norma establece que los bienes integrantes
del Patrimonio Histórico Español deben ser conservados, mantenidos y
custodiados por sus propietarios, por lo que es el Congreso la institución que
debe promover cualquier iniciativa al respecto.
En todo caso, el Gobierno remarca que los criterios de
conservación actuales "desaconsejan", con carácter general, la acción
de completar piezas escultóricas que han perdido su integridad porque, en
primer lugar, en la mayoría de los casos "no existen indicios
suficientes" de la morfología exacta del original y, en segundo, porque
las "pérdidas" suponen una parte de la historia de la pieza "que
se oculta con la reintegración".
Pero, además, el Ministerio que dirige José Ignacio
Wert defiende que la inclusión en la obra de un material distinto puede
ocasionar "efectos dañinos" para el original. "Esto es
especialmente grave en el caso de esculturas metálicas, ya que la diversa
composición de las partes puede ocasionar el efecto de pila galvánica, con el
consiguiente deterioro por corrosión", precisa.
Pese al rechazo de la solicitud del Canal de Historia,
el Gobierno agradece la iniciativa "por su carácter desinteresado" y
"afán enciclopedista", y por cuanto supone de "apoyo" a las
instituciones. "No en vano -concluye-, los leones de las Cortes son el
símbolo de nuestras más preciada institución democrática y preocuparse por los
símbolos que mejor nos representan es una forma de trabajar por y para la
democracia".
Europa Press / Madrid (aqui)
Cojones!
ResponderEliminar(…)
ResponderEliminarLos bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.
No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
(…)
Miguel Hernandez, "Vientos del pueblo"